NBA 75: George Mikan y el origen del dominio de los gigantes

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Resulta tan absurdo y evidente que un hombre más alto tendrá una cierta superioridad respecto a uno más bajo en este deporte que es casi ofensivo decirlo. La típica acción en la que un balón se queda suspendido en el aire tras impactar con el aro y, entre la marabunta que abarrota los aledaños de la canasta, un brazo se impone al resto por simple cercanía al destinatario del tiro.

Los jugadores más altos, normalmente, capturan más rebotes, lo que significa que sus equipos pueden contar con más opciones ofensivas o bien evitar que el oponente las disfrute. Su importancia en el juego es capital y, aunque ha ido variando a lo largo de las últimas décadas, nadie pone en duda la importancia de los gigantes.

Sin embargo, esto no siempre fue así. El básquet, en origen, no fue un juego de gente alta, de interiores y mucho menos de control en los alrededores del aro. Este deporte no fue concebido en origen como una práctica destinada a las figuras más altas de la sociedad, sino como una práctica centrada en el pase, el movimiento continuo y el juego limpio y sin apenas contacto físico.

No sería hasta prácticamente la segunda mitad del siglo XX, 55 años después de que James Naismith escribiese las trece reglas que dieron forma y fondo al deporte cuando un gigante cambiase radicalmente el modo por el que se concebía el básquet. Su nombre era George Mikan y en los diez años que jugó como profesional modificaría completamente este deporte, cambiando sus reglas, enriqueciéndolo y aumentando su prestigio y fama.

El desarrollo de las sociedades contemporáneas occidentales hizo posible que, al mejorar las condiciones de vida en muchos casos, la media de altura de la gente fuese aumentando. Si bien es complicado establecer una regla general acerca de la media de estatura en la primera mitad del siglo XX en los Estados Unidos, en los años treinta un jugador alto era todo aquel que superaba el 1,82, es decir, los 6 pies de altura. Por ello, el eje que vertebraba las superioridades físicas no era vertical, sino más bien horizontal, es decir, cómo de rápido podía ser un jugador, cómo de explosivo resultaba o lo fuerte que era a la hora de luchar por un balón dividido.

No obstante, la altura también tenía su importancia.

"La altura es una consideración mucho más importante para un center que a la hora de elegir a un alero", escribió George T. Hepbron en el primer libro editado sobre la técnica en el básquet en 1904. "Sin altura muchas buenas jugadas entre el center y el alero no pueden llevarse a cabo. Pero junto a la altura, el center debe ser capaz de determinar correctamente cuándo y cómo saltar para hacerse con una bola. Esa habilidad viene con la práctica".

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Antes del surgimiento de Mikan hubo célebres precedentes que indicaban que el futuro del deporte pasaba necesariamente por la urgencia de una figura grande sobre la cancha. Nombres como Ed Wachter (Troy; 1,85), John Lapchick (New York Celtics; 1,98) o Charles ‘Tarzan’ Cooper (New York Rens; 1,98) son algunos de aquellos que supieron adaptarse a las durísimas condiciones competitivas que regían el juego en sus primeras décadas de existencia.

El origen del término inglés center, el cual hace referencia a la posición de interior, no tenía que ver tanto con el hombre grande, el pívot o pivote por antonomasia, sino por ser, precisamente, el centro del juego. Ubicado en los postes altos o bien sobre la línea de tiros libres, el center sería el encargado de llevar a cabo la conocida como Pivot Play, de ahí el nombre que ha trascendido en nuestra lengua la posición de pívot. Esta jugada nació hace ya prácticamente un siglo y serían los New York Celtics o, como se les conocería popularmente, Original Celtics, quienes harían de esta acción la seña de identidad de su ataque.

"La jugada no fue un descubrimiento de la noche a la mañana, sino que sucedió de manera progresiva", escribió uno de sus integrantes, Nat Holman en 1950. "Los Celtics desplegaron esta jugada en la cual un hombre se movía lentamente alrededor de la línea de tiros libres, recibía el balón y desde ahí conectaba otro pase, realizando una lectura rápida. Desde ahí, el center se asentaría y haría de él el centro neurálgico de la órbita ofensiva".

En esencia, el equipo más notable en los orígenes del profesionalismo en el baloncesto construyó todo su ataque a través de que una figura fuese la que organizase el juego de espaldas al aro y ubicado siempre en la parte alta de la zona.

Para cuando Mikan salió de la Universidad de DePaul rumbo a los Chicago American Gears de la NBL el básquet era ya muy diferente al que vio despuntar a los primeros hombres grandes. El juego, aunque todavía muy arcaico y sin un desarrollo definitivo de conceptos como el bote o el tiro en suspensión, había avanzado mucho. Ya no había jaulas, las melés de décadas anteriores habían abierto camino a un ecosistema más pacífico en cierto modo, justo lo necesario para que el nativo de Joliet (Illinois) pudiese iniciar la primera gran era de dominio en la NBA.

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El impacto de Mikan en el mundo profesional fue tremendo. Fundamentalmente porque no había parangón ni rival que pudiese contener sus 2,08 metros de estatura, 111 kilos de peso y un gancho a la media vuelta que resultaría indefendible. Tras apenas cuatro temporadas de carrera, el nativo de Illinois sería nombrado el mejor jugador de los primeros cincuenta años de siglo en Estados Unidos, un reconocimiento justificado alrededor de una trayectoria universitaria en la que tan solo perdió 17 encuentros en cuatro campañas en DePaul, promedió 19,9 puntos en 81 encuentros en la NBL cuando las medias con suerte superaban los 10 y logró cuatro campeonatos consecutivos: dos en la NBL (1947 y 1948) y dos en la NBA (1949 y 1950).

No había un jugador que pudiese hacerle sombra porque era alguien único en todos los sentidos. Los equipos podían contar con un anotador de calibre como los Warriors con Joe Fulks o los Stags con Max Zaslofsky, pero el hecho de tener un gigante que rebotease, sumase puntos y condicionase al rival en defensa era algo que solo los Minneapolis Lakers tenían. 

Según escribió el historiador Robert W. Peterson, "a veces se dice que Mikan revolucionó el básquet. Lo apropiado sería decir que asumió el juego tal y como era y lo elevó a un nuevo nivel". Es decir, que Mr. Basketball supo entender su posición en la historia, tomar ventaja de aquello que le hacía diferente y explotarlo hasta las últimas consecuencias, siendo el ejemplo más notable sus problemas físicos a partir de 1953 y las complicaciones que tuvo para adaptarse a la rápida evolución de la competición.

Fue semejante el impacto que George Mikan tuvo en su contexto que en la tercera temporada del jugador en la NBA la Junta de Gobernadores aprobó en 1952 la ampliación de la zona restringida, pasando de 1,8 metros (6 pies) a 3,6 metros (12 pies) en 1952. La liga, o mejor dicho las otras nueve franquicias, querían dificultar del modo que fuese el trabajo al gigante, alejándole del aro y tratando así de que sus Lakers no fuesen tan intratables.

Las eras de dominio hacen aumentar la atención en el gran público aunque desde dentro pueda resultar frustrante por la ausencia de diversidad en la cumbre. En el caso de Mr. Basketball, el nacimiento de su fenómeno a nivel nacional dentro del deporte estadounidense fue clave para que la NBA pudiese mantenerse a flote a nivel económico, despertando el interés de los aficionados que buscaban acudir a los estadios y ver al gigante en directo.

El mejor ejemplo de esta atracción se encuentra en los duelos celebrados entre Harlem Globetrotters y Minneapolis Lakers entre 1948 y 1950, el primero de los cuales atrajo a un número récord de más de 17.000 almas en el Chicago Stadium. "Todo el mundo quería verle, cuando George estaba en la ciudad era un evento", recordó su compañero Slater Martin en una ocasión.

Respecto a esto último, en los primeros años de existencia de la liga, esta buscó todo tipo de maneras de llevar a la gente a los estadios y aumentar sus ingresos. Un modo fue programar varios partidos en la misma noche en la ciudad de Nueva York, de tal modo que en el mercado más grande se concentrasen cuatro de los mejores equipos del momento, entre los cuales siempre estaban los Lakers de Mikan. Así se explica que hubiese escenas tan bizarras en los carteles publicitarios como las siguientes.

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“En aquellos tiempos, llegaba en tren o avión uno o dos días antes que el equipo para promocionar el partido”, comentó Mikan en 1997 con motivo del 50 aniversario de la NBA. “Me llevaban a un hotel y hacía una entrevista tras otra para tratar de impulsar el negocio y vender entradas".

Afortunadamente para él, ese esfuerzo acabó mereciendo la pena. Al año siguiente de retirarse definitivamente llegaría a la liga Bill Russell, que transformaría la posición de interior hasta hacer de ella un arte a nivel defensivo, y tres después Wilt Chamberlain, quien elevó el juego a unas instancias inalcanzables para todos sus contemporáneos. Entre estos tres jugadores y Kareem Abdul-Jabbar podrían resumirse casi cincuenta años de historia del baloncesto. 

"Fue realmente el primer gran jugador interior. Hubo otros, pero él fue el primero que marcó la diferencia", explicó Bob Calihan, compañero de Mikan en los Chicago Gears. "Hacía que las defensas le doblasen. Creo que con él fue la primera vez que ví una doble marca sobre un grande. No sé si Mikan cambió el juego, pero él era descomunal en el rebote y en los tiros cortos".

La excelencia adopta muchas formas, algunas más vistosas y otras no tanto, la de George Mikan fue tan inalcanzable para el resto que obligó a cambiar las reglas del juego e impulsó el desarrollo del mismo, haciéndolo más veloz para tratar de castigar su lentitud y compactándolo en posesiones de 24 segundos. La figura de Mr. Basketball sirve para recordar y poner de manifiesto que hubo una época para nada pequeña en la que los gigantes no marcaban el tempo del juego y que fue a partir de él cuando todo comenzó a cambiar. Todo ello para que a 98 años de su nacimiento se esté virando hacia una aproximación completamente diferente. El tiempo es, en esta ocasión, una espiral.

Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.

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