Si la temporada de Russell Westbrook no estaba siendo sencilla por su bajo rendimiento y nulo encaje en Los Angeles Lakers, la última semana ha sido incluso más complicada. Y es que recientemente los rumores de que su tiempo en la franquicia californiana podría llegar pronto a su fin se intensificaron, siendo reportado por Marc Stein y después por Kelly Iko de The Athletic que se habían producido conversaciones con los Houston Rockets para un potencial traspaso.
Una noticia que sobrevino en uno de los tramos más complejos en la carrera del MVP de 2017. Durante 11 partidos el base apenas logró encestar 6 triples, bajando dramáticamente sus porcentajes de tiro, incluyendo un 16,7% de acierto ante los Grizzlies el 9 de enero. Todo esto mientras los Lakers iban encadenando victoria con derrota y viceversa, una irregularidad sumamente peligrosa llegados a este punto del curso.
Con el paso de los días la cosa se ha ido enfriando con respecto a un posible traspaso por Westbrook, siendo ahora la tendencia cree que el base terminará la temporada en Los Ángeles. Una cierta resignación para el aficionado de los Lakers que bien podría pasar a convertirse en esperanza, más tras la actuación de Russ en la derrota por 117-114 ante los Charlotte Hornets. Un duelo en el que no estuvieron ni LeBron James ni Anthony Davis y que, para sorpresa de todos, fue el mejor encuentro de toda la temporada de Westbrook desde que viste de dorado y púrpura.
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Con 35 puntos en 12 de 23 tiros de campo (52,2%), incluyendo un 3 de 7 en triples (42,9%) Russ lideró el intento de remontada angelina ante unos Hornets que no encontraron el modo de detener al MVP de 2017 en la segunda mitad. Una segunda mitad en la que el base explotó, rompió el techo de su propia celda para dejar fluir su mejor versión, la más cercana a lo visto de él en la parte final del curso pasado.
30 de sus 35 tantos vinieron tras el descanso, siendo esta la máxima de un jugador de los Lakers en una mitad desde los 38 que Kobe Bryant logró en su último partido en 2016.
Lo llamativo de su actuación fue lo polarizada que fue su carta de tiro, concentrando la mayor parte de sus intentos en la pintura y el triple, logrando 7 de 10 y 3 de 5, respectivamente, en la segunda mitad. Un despertar más que llamativo en donde el base se dejó llevar, dando pie a acciones como estas:
Con una rapidez y fluidez más propia de su etapa en Houston, Russ superó una y otra vez a sus oponentes en su camino al aro.
“Es algo que cuando el equipo necesita que lo haga, todavía puedo hacerlo”, dijo Westbrook sobre su agresividad para atacar el aro. “Esa es la parte más importante. La parte desafortunada es que no ganamos el partido. Pero mis compañeros me dieron confianza para ser agresivo y hacer la lectura correcta".
"Creo que, en última instancia, cuando AD, Bron y yo estamos en la cancha, podemos darnos cuenta de que aún puedo mantener mi misma velocidad y ritmo hacia el aro y permitirme facilitarles el juego", continuó Russ.
Esta actuación volvió a dejar claro que la mejor versión de Westbrook viene cuando evita las suspensiones cortas y desde la media distancia, abandonando completamente el poste bajo como lugar de producción y abrazando su faceta más finalizadora. Con 16 puntos en la pintura, Russ firmó su mejor registro en este sentido desde el pasado 23 de diciembre ante los Spurs, donde logró idéntico rúbrico.
“Esto va a ser algo sobre lo que podemos construir”, afirmó Vogel sobre la actuación de Westbrook. “Cuando lo vemos hacer eso con un uniforme de los Lakers en nuestro sistema, con la forma en que lo estamos evaluando, nos permite sacar lecciones importantes y tomaremos nota de esto".
Aunque Westbrook fallase el tiro que podría haberles dado la victoria a los Lakers, este encuentro de Russ invita al optimismo, más por necesidad que por razones tangibles en las que creer. El único camino para salvar la temporada de los angelinos pasa porque el MVP de 2017 sea capaz de mantener este nivel en cierto modo, permitiendo que las otras dos estrellas descansen y puedan compartir cancha juntos de manera efectiva.
La primera prueba de fuego para los intereses de los californianos sucederá en la tarde del domingo 30 de enero cuando viajen a Atlanta para enfrentarse a los Hawks en el primer partido de la jornada (12:00, CDMX; 15:00, Argentina; 19:00, España).
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