Denver Nuggets y una noche para el olvido contra Minnesota Timberwolves

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No todos los partidos se rinde igual ni se cuenta con el mismo acierto y los Denver Nuggets pasaron por ese mal trago en un encuentro clave para seguir creciendo. Con cinco victorias consecutivas, la última ante Milwaukee Bucks, los de Michael Malone tenían en su mano dar caza a Utah Jazz en el quinto puesto del Oeste, pero, en lugar de eso, firmaron un encuentro para el olvido contra Minnesota Timberwolves, cayendo por 130 a 115.

Los locales hicieron prevalecer el factor cancha a base de defensa, ejemplificando el gran paso adelante que han experimentado en esta temporada en ese sentido. Los de Chris Finch desde muy pronto tuvieron un único objetivo en mente como era negar al máximo la posibilidad de que Denver creciese desde el movimiento de balón. Eso signficaba poner toda la atención defensiva en Nikola Jokic, costase lo que costase. El serbio no estuvo cómodo en todo el encuentro, sufriendo para recibir en la pintura así como para atacar de fuera adentro. 

Aun así, el Joker logró concluir con una línea estadística destacable de 21 puntos, 16 rebotes y 8 asistencias con un 50% de acierto de cara al aro. 

Por otro lado, Facundo Campazzo pudo contar con minutos, nuevamente con el marcador decidido, pero aportando en la creación ofensiva y en la defensa, sumando 4 asistencias, 2 robos y un tapón en 11 minutos en cancha.

Al contrario que contra los Bucks hoy los lanzamientos exteriores no entraron, más bien todo lo contrario. Pese a disponer de situaciones favorables para anotar desde la larga distancia hoy el acierto no acompañó, haciendo prácticamente imposible competir por la victoria a los Nuggets. Sin ir más lejos, los Nuggets terminaron con un 42,7% en tiros de campo y un pobre 31,8% desde el triple.

Caso opuesto al de los Timberwolves, quienes crecieron desde su defensa como se venía diciendo, lo que explica porqué secundarios que normalmente no suelen recibir tanta atención fueron tan importantes. Nombres como Jarred Vanderbilt, Naz Reid (12 puntos) o Taurean Prince (23 tantos) comandaron en ambos extremos del campo de una manera magnífica. Atrás fijaban su atención en reducir a la mínima expresión a los desatascadores del juego de Denver como son Aaron Gordon, Monte Morris y Will Barton, mientras en el otro extremo se aprovechaban de la ansiedad de sus rivales para conseguir canastas fáciles. 

Una aportación más que necesaria teniendo en cuenta que ni Karl-Anthony Towns y Anthony Edwards tuvieron el día de cara al aro durante la primera parte del partido. En ese sentido los Nuggets realizaron un buen trabajo sobre los focos del ataque rival, pero insuficiente en líneas generales sobre el resto de nombres en el equipo de Minnesota. Ya en la segunda mitad y con el marcador roto, KAT sí que dio una mejor versión de sí mismo para terminar con 24 puntos, 10 rebotes, 7 asistencias y un 66,8% de acierto en tiros de campo.


 

Aunque, sin duda, la gran figura fue Vanderbilt, que con 18 tantos, 9 rebotes y 2 robos fue el impulsor de la victoria ante su ex equipo. Brillante noche del exterior.


Las cosas que habitualmente funcionan en el sistema de Malone no lo hicieron frente a Minnesota. Los de Finch conocían cada salida, cada variable y respondían al instante contra las invenciones de Jokic, muy frustrado con el poco movimiento de balón y del personal ofensivo. La incapacidad de generar más allá del serbio puso en bandeja de plata a los Timberwolves, que sumaron su segunda victoria seguida ante los Nuggets por primera vez desde 2013.

De este modo la racha de Denver llega a su fin sin poder sumar la sexta victoria seguida. Sin tiempo para descansar, en la noche del miércoles jugarán ante Utah Jazz.

Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.

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