La durísima experiencia de Aron Baynes: de quedar paralizado con Australia a volver a jugar

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Australia's Aron Baynes handles the ball

En un abrir y cerrar de ojos, la vida y la carrera profesional de Aron Baynes cambiaron para siempre. Las acciones cotidianas son las que más peligro acaban teniendo en la vida de los deportistas. Unas escaleras, un accidente doméstico, un mal salto en una rueda de calentamiento... El más mínimo error puede trastocar todo y el jugador australiano puede dar buena cuenta de esto último.

Baynes se encontraba calentando junto a sus compañeros en el descanso del primer partido ante Nigeria. En una acción como cualquier otra, el interior fue a finalizar cerca del aro cuando, por culpa del gel hidroalcohólico que llevaba en sus manos, sus dedos se resbalaron del aro, desplomándose abruptamente contra el parqué. El impacto en su cabeza y cuello le dejaron fuera para el resto del partido, lo que todos desconocían en aquel momento es que a partir de ese instante su vida no volvería a ser igual.

En el partido de fase de grupos ante Italia, Baynes estaba demostrando que su preparación para el mundo FIBA le hacía uno de los interiores a tener más en cuenta de todo el torneo. 11 puntos en 14 minutos eran la prueba de que con él había que tener cuidado. El australiano decidió ir al servicio en el descanso entre el tercer y el cuarto periodo, algo habitual en definitiva. Al percatarse el staff de que el interior no volvía para el inicio del último asalto, uno de los miembros de la selección fue en su busca. La escena que se encontró en el vestuario no sería fácil de olvidar.

Tendido en el suelo, con restos de sangre fruto de un corte y sin dar muestras de estar consciente yacían los 2,08 de estatura y 117 kilos de Aron Baynes. Rápidamente los servicios médicos intervinieron, percatándose de que el gigante era incapaz de mantenerse en pie y casi de mantenerse despierto. 

#Baynes

El jugador sería internado en un hospital de Tokio, donde se le realizarían todo tipo de pruebas, las cuales determinaron que la caída ante Nigeria le produjeron una hemorragia interna que estaba presionando su médula espinal, limitándole completamente para realizar una vida normal así como produciéndole terribles dolores.

"El momento más solitario de mi vida fue en ese hospital, perdiendo y recuperando la conciencia, repasando mi plan de vida y mis metas y simplemente llorando", contó Baynes a ESPN en un extenso artículo durante sus primeras declaraciones públicas tras lo ocurrido. "Realmente no sabemos qué sucedió. Los neurólogos no podían estar seguros de la causa exacta. Pero tenía mucho dolor después de esa caída. Estaba bastante dolorido y necesitaba analgésicos para jugar".

En el hospital japonés pasaría más de dos semanas, pudiendo volver a andar tras un durísimo trabajo a los once días. La vuelta a su Australia natal fue lo más duro pues tuvo que ser sedado y colocado de tal manera en el avión que su situación no empeorase. Al aterrizar, debido a las restricciones sanitarias del país oceánico, tuvo que pasar otras dos semanas aislado en un hospital antes de reencontrarse con su familia.

Fue entonces cuando empezó la parte más crítica de su rehabilitación con una meta en mente: volver a jugar en la NBA. Dos meses después del accidente, Baynes pudo volver a correr y en las últimas semanas ha llegado al punto que ya no se desvanece como consecuencia de la lesión.

"Si me vieras ahora, no sabrías que pasó nada. Ha habido mucho progreso en los últimos seis meses", destaca el jugador. 

Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.

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